Artista: J. Redondo |
Numerosas son las fuentes que describen las
maneras de hacer la guerra entre los mexicas, dado a que todas ellas concuerdan
no hay discrepancias en la legitimidad de dichos relatos. Antes de adentrarnos
en las tácticas empleadas durante la guerra, es preciso detenernos a considerar
la dimensión del ejército mexica, el antropólogo alemán Wolfgang Haberland describe
el oficio militar como obligatorio: “Todo azteca tenía la obligación de hacer
el servicio militar en tiempos de peligro, por ejemplo, durante la invasión
española, ya fuera campesino o artesano. Los mismos sacerdotes tomaban las
armas a menudo; en tal caso eran considerados como de rango igual a los
guerreros profesionales.”[1]
Esta información nos permite crear un panorama del numeroso ejército mexica así
mencionado por Bernal Díaz del Castillo “Estaban tantos guerreros sobre
nosotros, […] que unos dándonos guerra por unas partes y otros por otra.”[2] ,
los españoles por parte de los tlaxcaltecas se enteraron que la magnitud de las
fuerzas del imperio mexica era de aproximadamente 150 000 hombres en total, Haberland
hace un estimado de los efectivos que tendría tan solo la ciudad de
Tenochtitlan “Si consideramos que los 20 Calpulli
contaban con unos 300 guerreros profesionales entonces el cuerpo militar de
Tenochtitlan habría tenido por si solo más de 6000 guerreros”.[3]
El ejército no se organizaba en filas ni
alas, sino en divisiones, si estas eran numerosas se contaban por xiquipilles, los cuales constaban de ocho mil soldados, cada
división era comandada por algún tlacatecalt
u otro general que como menciona Tezozómoc podía ser un cuachiqueh u otomitl.
Podemos imaginar el orden del ejército por las narraciones del conquistador
anónimo, quien declaró:
Guardan
cierto orden en sus guerras, pues tienen sus capitanes generales, y además
otros capitanes particulares de cuatrocientos y de doscientos hombres. Cada
compañía tiene su alférez, quien lleva la bandera en su asta […] Es una de las
cosas más bellas del mundo verlos en la guerra por sus escuadrones, porque van
con maravilloso orden y muy galanes, y parece tan bien, que no hay más que ver.[4]
Una de las tácticas de guerra que podemos
considerar psicológicas y que es mencionada por los conquistadores es el empleo
de gritos y sonidos fuertes provenientes de diversos instrumentos, Bernal Diaz
del Castillo menciona repetidas veces esto, en una de ellas escribió “[…[ no
cesaban muchos escuadrones de darnos guerra y decirnos que éramos como mujeres
y nos llamaban de bellacos y otros vituperios.”[5] Por
otra parte el Conquistador anónimo hace referencia a los cantos y sonidos
fuertes que los nativos empleaban en la guerra: “Mientras pelean cantan y
bailan; y a vueltas dan los más horribles alaridos y silbos del mundo,
especialmente si notan que van alcanzando la ventaja; y es cierto que a quien
no los ha visto pelear otras veces ponen gran temor con sus gritos y valentías”[6] En
el campo de batalla la guerra comenzaba con el sonar de un caracol, un tambor o
algún instrumento de hueso. Fray Bartolomé relata que ha sido testigo de los
gritos y aullidos de los mexicas al arremeter en combate y que estos sonidos
han sido responsables del retroceder de las fuerzas españolas; Clavijero narra:
“La batalla se comenzaba con un espantoso ruido de los instrumentos militares y
de gritos y silbos tan grandes que, como testifica el Conquistador anónimo
causaba terror entre los que no estaban acostumbrados.”[7]
Después de las amenazas sonoras, el ejército
mexica arremetía con fuego a discreción, una lluvia de flechas, piedras y
dardos caía sobre el enemigo, Bernal escribió: “[…] y tiran tanta vara y
piedras con honda y flechas, que no hirieron de aquella vez sobre cuarenta y
seis de los nuestros, y doce murieron de las heridas.”[8] Tras el cese del fuego, Tezozómoc relata: “otomi y cuachicme, adelantados primeros en las guerras. […] y los cuachicmes por delante, rrigiéndolos achcacauhtin, mayorales maestros de armas y de dotrina y exemplo, siendo
siempre delanteros los otomis y cuachic
tequihuaques.”[9]. Por
lo cual se infiere que los cuachiqueh y
otomitl eran quienes entraban en
combate cuerpo a cuerpo antes que cualquier otra división, es decir que el
ejército mexica arremetía de primer momento con sus tropas de elite. A
diferencia de la creencia popular la batalla no era un acto individual sino por
comandos, es decir, se procuraba mantener la unión de los batallones esto no
quiere decir que no fuesen capaces de confrontar a un enemigo en duelo
singular, sobre este aspecto el Conquistador anónimo relata que un militar
mexica se defendió de varios españoles con gran destreza.
Yo vi a
uno de éstos defenderse valerosamente de dos caballos ligeros, y a otro de tres
y cuatro; y viendo los españoles que no lo podía matar, perdió uno de ellos la
paciencia y le arrojó su lanza, pero el indio antes que le alcanzara la cogió
en el aire, y con ella peleó todavía más de una hora, hasta que llegaron dos
peones que lo hirieron de dos o tres flechazos con lo que habiendo cerrado el
indio con el uno el otro lo abrazó por detrás y le dio de puñaladas.[10]
Las tácticas de combate de los mexicas
incluían emboscadas “agazapándose entre la hierba y ocultándose en hoyos que
hacían en la tierra […]”[11] Bartolomé
de las Casas, testigo de las estrategias militares de los mexicas menciona “[…]
a veces disimulaban huída y tornaban con mayor ímpetu.”[12]
No se debe olvidar que el objetivo de las contiendas no era matar al enemigo si
no capturarlo, inclusive para Sun Tzu esto es lo más primordial “Capturar al
ejército enemigo vale más que destruirlo; tomar intacto un batallón, una
compañía o una escuadra de cinco hombres vale más que destruirlos”[13]
en la lógica de Sun Tzu el apresar enemigos es esencial para obtención de
información, sin embargo para los mexicas y gracias al pensamiento místico-guerrero
de Tlacaélel era necesario para satisfacer las necesidades de los sacrificios
humanos, pese a que existen estas dos variables ideológicas, la teoría es la
misma.
En las expediciones que hace Moctezuma contra
Tututépec (1511-1513) se mencionan los movimientos que hacia el ejército en
cuanto a la poliorcética, “[…] atravesaban las rápidas corrientes en pontones y
cómo las tropas de vanguardia de los aztecas conquistaron una fortaleza rodeada
de seis muros, usando picos y palas y tropas de asalto provistas de escaleras y
techos de protección."[14] Explica
Ross Hassig: pese a que las fortalezas mesoamericanas “Como meras estructuras
nos dicen poco acerca de la naturaleza de las guerras.”[15] Sabemos,
por la narrativa sobre las expediciones de Tututépec que la milicia mexica no
sólo estaba adiestrada en el combate abierto sino también en el asedio y por
consiguiente en la defensa de fortalezas.
Luis Armando D. Alarcón
Comenta y aporta más a este tema
[1] Wolfgang Haberland, Culturas de la América indígena/Mesoamérica
y América Central (México:FCE, 1974), 77.
[2] Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la
Nueva España, tomo II (México: EVM, 1976),485.
[3] Haberland, Culturas de la América indígena, 78
[4] Conquistador Anónimo, “Biblioteca
virtual universal”, http://www.biblioteca.org.ar/ (Fecha de consulta: 2 de
junio de 2016), 3-4.
[8] Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la
Nueva España, tomo II, 485.
[9] Alvarado Tezozómoc, Crónica mexicana (España: Linkgua,
2014), 101.
[11] Clavijero, Historia Antigua de México, 320.
[12] de las Casas, Los Indios de México y Nueva España, 53.
[13] Sun Tzu, El arte de la guerra, 21.
[14] Walter Krickeber, Las antiguas culturas mexicanas (México:
FCE, 1985), 54.
[15] Ross Hassig, “La guerra en la antigua
Mesoamérica”, Arqueología mexicana,
núm.84 (abril 2007): 38.
hola me llamo benjamin caceres y me gusta el pico
ResponderBorrarhola me llamo amaro y me viola mi tio todas las noches
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